El rincón de Everio

Rincón 22 de noviembre de 2010

Todo equipo necesita un alma matter, todo grupo necesita un referente. El Sporting ha tenido históricamente jugadores que al margen de su valía sobre el césped los domingos tenían un valor aún superior en el día a día.

El futbol, un equipo, es como un gigantesco iceberg el aficionado solo puede ver una pequeña porción: los 90 minutos de partido pero el resto lo más grande permanece oculto.

Es en las convivencias, en los entrenamientos, en los momentos duros en los que arrecian las críticas y los jugadores se sienten solos frente a todos donde se empiezan a ganar y a perder los partidos.

Y en todos esos momentos se nota el gregarismo del alma humana, es ahí cuando todos buscan un referente al que seguir, un modelo a imitar.

Ortiz, José Manuel, Jiménez y Joaquín, Oscar Celada han sido en los últimos decenios estas figuras fuertes dentro del vestuario rojiblanco hasta que la desacertada política deportiva del club en los 90 descabezo a la plantilla y la consecuencia fue el trágico descenso de categoría.

Estando en segunda comenzó a ganarse su prestigio el ahora capitán sportinguista. Siempre entrenando como el primero, siempre atento a sus compañeros, manteniendo la misma ilusión que cuando empezaba a dar sus primeras patadas en su isla natal.

Consiguió con su trabajo convertirse en ese referente del que andábamos huérfanos, encarnó unos valores que fueron decisivos para con el esfuerzo de todos: técnicos, jugadores y afición devolver el equipo a la división de oro.

La prueba de su valía esta en sus temporadas en la plantilla y la de su carisma en el respeto que le tienen sus compañeros tanto los veteranos como los recién llegados.

Todo equipo necesita un alma matter, el de nuestro Sporting se llama Rafel Sastre. Nuestro capitán.