MANU ROBLEDO
Para la revista Mediapunta.es
La vida acelerada de Juan Muñiz
De cómo el canterano del Sporting pasó en siete meses de recogepelotas a debutar en Primera.
Cuando Manuel Pellegrini asomó la cabeza por el túnel de vestuarios antes del Sporting-Real Madrid de la pasada temporada, algunos recogepelotas de El Molinón se acercaron a él y le preguntaron si podía fotografiarse con ellos. El club les había prohibido pedir autógrafos y fotos a la expedición madridista, pero ese día no había norma que valiera. El técnico chileno accedió sin saber que entre aquel pequeño grupo había un chaval que antes de que acabara la temporada debutaría en Primera División. Se llamaba Juan Muñiz.
Juan, de 17 años, era entonces un desconocido para la afición sportinguista. Llevaba desde benjamines en las categorías inferiores del club, aunque sólo los asiduos a Mareo sabían que se trataba del interior izquierdo internacional sub´17 que jugaba en el equipo juvenil. Un par de años antes se había enterado de que existía una lista a la que los canteranos podían apuntarse para ir como recogepelotas, y desde entonces se le podía ver cada quince días en cualquier esquina de El Molinón con un balón entre las manos. Desde su privilegiada posición, Juan era además todo un especialista en conseguir camisetas de jugadores. Tiene dos. Una de Mark González, del Betis; la otra de un futbolista con el que es probable que se cruzara años atrás en los pasillos de la Escuela de Fútbol de Mareo: David Villa.
"Fui hacia él (Villa) con todo el morro y le dije ‘soy el chico con el que hablaste en la radio, ¿me das la camiseta?’, recuerda. Y Villa se la dio"
Unos días antes del Sporting-Valencia de hace dos temporadas, en Radio Marca decidieron cruzar en antena a Villa con algún jugador de la cantera rojiblanca. Juan, que conocía a un periodista de la cadena, fue el elegido para charlar un rato con el Guaje. Ya el domingo, en cuanto el árbitro señaló el final del partido, Muñiz echó a correr hacia el delantero valencianista:
“Fui hacia él con todo el morro y le dije ‘soy el chico con el que hablaste en la radio, ¿me das la camiseta?’”, recuerda. Y Villa se la dio.
Juan guarda la camiseta en un cajón de su cuarto; en otro tiene una aún más especial que conseguiría siete meses después de aquella foto con Pellegrini.
Muñiz no volvió a ir como recogepelotas después de la visita del Real Madrid. En diciembre, cuando el filial del Sporting tonteaba con los puestos de descenso en Segunda B, Abelardo tiró del juvenil y le convocó para un partido frente al Vecindario. La posterior llegada de Vidales al banquillo no hizo más que confirmarle. Juan tuvo que cambiar sus horarios lectivos para poder entrenar con su nuevo equipo. También su esquina en El Molinón por los viajes a Leganés, Guadalajara o Cuenca los fines de semana. Preciado tomó nota de su rendimiento y a partir de febrero comenzó a citarle para algún entrenamiento con la primera plantilla.
El Sporting B acabó la temporada en duodécima posición. Juan anotó tres goles en los 19 partidos que disputó. A mediados de mayo, el equipo visitó al Tenerife B en la última jornada del campeonato, pero la nube volcánica que invadió el espacio aéreo europeo en aquellos días les impidió coger el avión de vuelta hasta la tarde del míercoles. Para la mañana siguiente tenían programado un entrenamiento y Juan se acercó a Mareo como cualquier otro día. Cuando llegó, su entrenador le guardaba una sorpresa: “Hoy entrenas con el primer equipo”. Durante la sesión, Preciado le comunicó que iría convocado al partido frente al Racing que cerraba la Liga. Sus padres organizaron el viaje nada más conocer la noticia. Mientras tanto, en las oficinas de Mareo ordenaron a la tienda del club preparar un par de camisetas con el dorsal 38 para el domingo.
El Sporting, con la permanencia asegurada, afrontó el choque con un once lleno de suplentes. Juan salió en el descansoensustitución de De las Cuevas y disputó cada balón como un veterano, pero el Racing acabó llevándose el partido por 2-0. Una hora más tarde, de camino al autobús, se le escapaba una sonrisa cada vez que alguien le paraba para felicitarle. “Fue la mejor experiencia de mi vida. ¿Quién me lo iba a decir? No me podía creer que me pasase todo eso en un año”, recuerda.
Juan se quedó las camisetas de aquel partido. Al llegar a casa regaló una a sus hermanos y guardó la otra cerca del cajón donde tiene las de Mark González y Villa. Habían transcurrido sólo siete meses desde que se acercara junto al resto de los recogepelotas a pedir una foto a Manuel Pellegrini.
Preciado le ve “un poco como Canales”
Tras su debut, Preciado incluyó este verano a Juan Muñiz en la lista de canteranos que harían la pretemporada con el primer equipo. El técnico cántabro cuenta con él a corto plazo y ha reconocido en más de una ocasión que su forma de jugar le recuerda a la de Canales: “Es un poco como Sergio. Tiene una zurda maravillosa, pero todavía le falta definirse más en su posición”.
De momento, Muñiz entrena con el primer equipo y juega los fines de semana con el filial. Su ex entrenador Abelardo le define como “un jugador vistoso” y destaca sobre todo su capacidad técnica: “Es un chico que tiene un gran manejo de balón, un gran golpeo con la izquierda y, sobre todo, mucha visión de juego. En Mareo todos sabíamos que venía pegando fuerte. Demostraba muchísimas cualidades. Empezó a entrenar conmigo y al poco tiempo le hice debutar”.
Juan ha compartido vestuario en la selección sub´17 con futbolistas ya habituales en Primera, como Muniaín o Aurtenetxe. Lopetegui acaba de citarle para la sub´19. La banda izquierda de El Molinón está esperándole.
Muñiz no volvió a ir como recogepelotas después de la visita del Real Madrid. En diciembre, cuando el filial del Sporting tonteaba con los puestos de descenso en Segunda B, Abelardo tiró del juvenil y le convocó para un partido frente al Vecindario. La posterior llegada de Vidales al banquillo no hizo más que confirmarle. Juan tuvo que cambiar sus horarios lectivos para poder entrenar con su nuevo equipo. También su esquina en El Molinón por los viajes a Leganés, Guadalajara o Cuenca los fines de semana. Preciado tomó nota de su rendimiento y a partir de febrero comenzó a citarle para algún entrenamiento con la primera plantilla.
El Sporting B acabó la temporada en duodécima posición. Juan anotó tres goles en los 19 partidos que disputó. A mediados de mayo, el equipo visitó al Tenerife B en la última jornada del campeonato, pero la nube volcánica que invadió el espacio aéreo europeo en aquellos días les impidió coger el avión de vuelta hasta la tarde del míercoles. Para la mañana siguiente tenían programado un entrenamiento y Juan se acercó a Mareo como cualquier otro día. Cuando llegó, su entrenador le guardaba una sorpresa: “Hoy entrenas con el primer equipo”. Durante la sesión, Preciado le comunicó que iría convocado al partido frente al Racing que cerraba la Liga. Sus padres organizaron el viaje nada más conocer la noticia. Mientras tanto, en las oficinas de Mareo ordenaron a la tienda del club preparar un par de camisetas con el dorsal 38 para el domingo.
El Sporting, con la permanencia asegurada, afrontó el choque con un once lleno de suplentes. Juan salió en el descansoensustitución de De las Cuevas y disputó cada balón como un veterano, pero el Racing acabó llevándose el partido por 2-0. Una hora más tarde, de camino al autobús, se le escapaba una sonrisa cada vez que alguien le paraba para felicitarle. “Fue la mejor experiencia de mi vida. ¿Quién me lo iba a decir? No me podía creer que me pasase todo eso en un año”, recuerda.
Juan se quedó las camisetas de aquel partido. Al llegar a casa regaló una a sus hermanos y guardó la otra cerca del cajón donde tiene las de Mark González y Villa. Habían transcurrido sólo siete meses desde que se acercara junto al resto de los recogepelotas a pedir una foto a Manuel Pellegrini.
Preciado le ve “un poco como Canales”
Tras su debut, Preciado incluyó este verano a Juan Muñiz en la lista de canteranos que harían la pretemporada con el primer equipo. El técnico cántabro cuenta con él a corto plazo y ha reconocido en más de una ocasión que su forma de jugar le recuerda a la de Canales: “Es un poco como Sergio. Tiene una zurda maravillosa, pero todavía le falta definirse más en su posición”.
De momento, Muñiz entrena con el primer equipo y juega los fines de semana con el filial. Su ex entrenador Abelardo le define como “un jugador vistoso” y destaca sobre todo su capacidad técnica: “Es un chico que tiene un gran manejo de balón, un gran golpeo con la izquierda y, sobre todo, mucha visión de juego. En Mareo todos sabíamos que venía pegando fuerte. Demostraba muchísimas cualidades. Empezó a entrenar conmigo y al poco tiempo le hice debutar”.
Juan ha compartido vestuario en la selección sub´17 con futbolistas ya habituales en Primera, como Muniaín o Aurtenetxe. Lopetegui acaba de citarle para la sub´19. La banda izquierda de El Molinón está esperándole.
Es un crack. El año pasado el B se salvó gracias a las jugadas de estrategia en las que el participaba, no sólo los 3 goles marcados, sino un montón de corners y faltas que fueron rematados por sus compañeros. Esperemos que le encuentren pronto acomodo en el primer equipo, porque vaya como estamos a balón parado.
ResponderEliminarjuan muñiz es pura calidad, todo calidad, me recuerda a duda del malaga sacando faltas y corners, siempre crea peligro de gol a balon parado, ojala ya este año lo veamos debutar en El Molinon con el primer equipo,nos vendra muy bien en jugadas a balon parado, es medio gol cada vez que golpea al balon
ResponderEliminarsuerte juan muñiz, seras un gran jugador y enhorabuena por tu convocatoria a la seleccion española sub 19