jueves, 14 de abril de 2011

LOS ESPÍRITUS DEL TEMPLO
(Por Joackim nilsson)

LUCHA DE SERIEDADES

Tarde de fútbol norteña en un clásico de la liga española. El Sporting y el Osasuna se enfrentaron en El Molinón en un duelo de seriedades, seguramente motivado por eludir la quema. Finalmente los del Sporting fueron más solventes. Pero mucho más.

Ya desde el principio Lolo y Hernández tomaron la responsabilidad de demostrar quien era más serio. Uno moviendo el balón en su campo con la parsimonia del que no quiere perder el partido. El otro yendo al cruce de manera esplendorosa en cualquier resquicio que el centro del campo del Sporting pudiera dejar.

A estas alturas de la feria ustedes ya se habrán dado cuenta de que el Sporting tiene un plazo de quince minutos de estudio concienzudo de la disposición táctica del rival. Mira, piensa, toca, espera, juega, y deja hacer pero sin dejar jugar. Y una vez analizados los problemas que asoman por enfrente, se ponen los medios necesarios para ahondarlos.

Con esos parámetros, y la fortaleza de Nekounam y Puñal en la contención pamplonica tocaba explotar las bandas, y las ocasiones se produjeron una por cada vertiente. Por la derecha, Novo mutado en Stanic tomó la línea de fondo para poner el pase de la muertte que nadie fue capaz de rematar. Por la otra, de las Cuevas adoptó una vez más la personalidad de Manolo Mesa para cabalgar escapando del lateral, plantarse ante Ricardo y chutar para lucimiento del portero visitante.

Poco más dio de sí el primer tiempo. Salvo la ya apuntada supremacía de Hernández, y el trabajo incansable de Rivera en el centro del campo. Y, por supuesto, un nuevo recital del manual de de las Cuevas titulado “Como controlar un balón y encarar una defensa”, ya a la venta en kioskos y librerías. Ver jugar al alicantino es como retroceder veinte años. Cuando saber parar el balón era condición indispensable para jugar al fútbol. Se rumorea que la colección sportinguista se va a ampliar, y ya está a punto de editarse el “Manual de juego al primer toque”, por el Maestro Ignacio Cases. No se lo pierdan.

Dicen que en el descanso la charla táctica giró en torno a buscar medios alternativos para que Colinas no se durmiera en el segundo tiempo. No se les ocurrió nada. Y para colmo en la reanudación el Osasuna adoptó una pose aún más trabada y conservadora. Durmiendo el partido, a Colinas, al balón, y casi a los asistentes. Hacia falta un revulsivo, y el relevo de Castros surtió el efecto deseado.

El gallego entrante necesitó muy poco tiempo para romper el partido y desequilibrar el duelo de seriedades. El suficiente para caer a banda derecha en medio campo por obra y gracia del Cinexin, largar un pase en profundidad al desmarque de Novo al que el ferrolano no pudo llegar, y defenestrar la labor seria e intachable de Lolo hasta ese instante.

En medio de dicha batalla sucedieron dos acontecimientos trascendentes; la mutación de Lolo en Perea, y la adopción por parte de Barral de la picaresca de Eloy Olaya. Con semejante panorama meter el balón entre los tres palos parece menos complicado, básicamente porque Ricardo a esta hora aún no sabe qué pudo haber sucedido.

El gol trajo a su vez dos consecuencias. La primera que el duelo de seriedades se lo volvió a llevar Hernández y por tanto el Sporting. Y la segunda que dicho duelo se ganó por goleada. No numérica, por supuesto, pero si de impronta de equipo infranqueable.

A todo ello contribuyeron varios factores. Por un lado el festival Lora al que la grada ya comienza a ver vestido de Campeón del Mundo; el contagio de solvencia que ha sufrido Botía con el Mariscal que se deja ver a su lado; el oficio de ese tipo con malas pulgas que parece recién licenciado de Alcatraz y que responde al nombre de Eguren; y sobre todo, y ante todo, la asunción de galones de Castro que decidió que de ahí al final sólo se jugaba lo que a él le daba la gana. Como si fuera el dueño del balón, del campo, y del partido.

Todo ello sumado al decálogo del “Quiero y no puedo” puesto en marcha por Osasuna, motivó una tarde plácida para el sportinguismo, que se asoma a la salvación, concienciado de que aún estando cerca, no se puede levantar el pie.

Tres puntos, empaque, y sobre todo seriedad, mucha seriedad. Se rumorea que dicho virus está muy presente en el vestuario rojiblanco. Si quieren una prueba, repasense la semana de Barral, antes, durante y después del partido. Si es por el brazalete que lo lleve siempre. Esto es serio, muy serio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario