Un cuento.
Los arboles de los buenos resultados deportivos en los últimos años eran tan verdes y frondosos que no dejaban ver el bosque.
Pero sucedió que un mal día comenzó una época de sequía de goles y el bosque apareció tan intrincado y tenebroso como había sido siempre.
A la bruja que vivía en el sur y que solo venía a comprobar si los niños estaban lo suficientemente gordos como para sacarles la manteca se la empezó a ver asiduamente y hasta celebraba sus reuniones en su palacio junto a los otros habitantes del bosque.
Empezaron a producirse acontecimientos en toda la comarca que pusieron los pelos de punta a los jóvenes y a los mas viejos del lugar.
Desaparecieron niños a media temporada, se intentaba con todas las fuerzas que el caballero príncipe que había librado a la aldea de los años mas oscuros huyera de la comarca y hasta el ogro zampabollos insultaba a los aldeanos a la salida de las reuniones.
Pero lo mas extraño era ver a la reina madre sin saber que hacer. Un día decía que un joven ya estaba los suficientemente gordo para sacarle la manteca y al otro negaba lo anterior proclamando que ademas estaba enamorada del príncipe azul y que se suicidaría si la bruja mala le lanzaba su hechizo.
A todo esto, las urracas encargadas de llevar la voz de los amos del bosque por toda la comarca ya no sabían que decir, despistados por los cambios de opinión de la entrañable reina madre que había sido hasta la fecha la encargada de poner voz a los pensamientos de la bruja mala.
Y los aldeanos donde están? donde están los aldeanos? Se enfrentaban como podían al poder del bosque oscuro, seguían a su caballero el príncipe a las batallas y rezaban para que la sequía se terminara y el verde volviera a tapar el bosque siniestro.
Y como este es un cuento estoy seguro que ganarán los buenos y el caballero príncipe saldrá victorioso de las batallas que le quedan y lloverán goles que empaparán a la bruja mala que volverá a su palacio del sur y solo la veremos por aquí cuando venga a recoger lotería.
Y seremos felices y comeremos perdices.
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